Un ruidito metálico
comenzó a escucharse por todo el túnel, era como pequeños toquecitos que el eco
intensificaba convirtiéndolos en un infierno de sonidos.
-Esto no me está
gustando nada – Gimió Allan - ¿Qué está pasando ahora?
Pero la joven siguió
hacia delante, corriendo como una demente, dejando un reguero de sangre por el camino,
no parecía en absoluto asustada, todo lo contrario, una sonrisa comenzó a
deslumbrar en su rostro mientras el pequeño pirata descubría como iba directa
hacia la fuente del sonido.
-Eh tú, mujer… ¡mujer!
– La llamaba, pero ella no le prestaba ni la más mínima atención – Mujer, ¿A
dónde me llevas?
A medida que se iban
acercando al lugar del repiqueteo, la oscuridad comenzaba a pintarlo todo y una
leve vibración iba invadiendo cada parte de su cuerpo, era un cosquilleo que
iba en aumento. La muchacha se paró en seco haciendo que el joven chocara
contra ella.
-Ahora estate quieto
y callado – Le susurro la muchacha en la oscuridad.
Pero Allan estaba
demasiado nervioso para prestarle atención, aquello que en un principio parecían
pequeñas vibraciones causadas por un sonido lejano rebotando sobre el túnel, comenzaba
a hacerse palpable sobre su piel, como si un ejército interminable de insectos
de uñas afiladas comenzara a subirle por los pies hasta alcanzarle la cabeza. Sin
darse cuenta comenzó a sollozar.
-Allan, por favor,
cierra la boca.
-¡Cómo quieres que
cierre la boca! Tengo… tengo… ¿qué es esto…? ¡Estoy lleno de bichos!
- Cierra el maldito
pico si no quieres que te devoren vivo, imbécil. No son bichos, son robots,
micro robots, nos están escaneando. Así que quédate quieto y no te muevas. –
Las palabras de la
muchacha se desvanecieron en el aire con un ligero susurro que apenas llegó al
oído de Allan, pero este más por miedo que por la advertencia, se quedó
paralizado sintiendo como miles de patas pasaban por su piel. Si en la penumbra
del lugar apenas podía ver su cuerpo, ahora, plagado de aquellas extrañas
criaturas, era una masa negra camuflada con la oscuridad.
Y de repente su
cuerpo quedó liberado y una ligera brisa comenzó a soplar a su alrededor, como
si todos aquellos insectos hubiesen emprendido el vuelo en un impulso común e
instantáneo. La oscuridad fue borrándose poco a poco a causa de una especie de
puerta que comenzaba a abrirse justo delante de ellos, en medio del túnel, dejando
traspasar una luz amarillenta.
La boca de Allan
estaba alcanzando grados de apertura sobrehumanos, tal era el shock que estaba
sufriendo, su voz, que deseaba hacer mil preguntas, se quedaba en balbuceos
desesperados, todo lo contrario que la joven la cual expresaba una serenidad
desmesurada, casi sospechosa. Allan comenzó a desconfiar, pues, ¿no le había
dicho minutos antes que no sabía dónde se hallaban? Pero su expresión parecía
expresar exactamente todo lo contrario.
Una alargada sombra
comenzó a formarse lentamente a través de la puerta de luz.
-Bienvenidos a mi
mundo, humanos.
Continuará...
No lo dudes que lo visitaré. Estoy tan contenta, eres la primera persona que me comenta. Un millón de gracias Nati en serio, no dudes que te seguiré. ¡¡Un besazo y mil gracias de nuevo!!
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