miércoles, 15 de agosto de 2012

El misterio del "Luceiro do Alén" (4ª parte)


Una explosión reventó parte de la embarcación que empezó a inclinarse peligrosamente hacia babor. Todos los marineros comenzaron a correr despavoridos sabiendo que la nao se hundiría sin remedio en el mar.
-Joderos capullos- Gritó el joven en un perfecto pero extraño inglés riendo mientras su figura iba desapareciendo en el aire. –Esto va por los palos que tan amablemente le habéis dado a un pobre náufrago.
Aquellas palabras, para sorpresa de todos fueron dichas en un perfecto inglés, aunque algo diferente. Había fingido su ignorancia y gran parte de su malestar para atacarlos por sorpresa y sin piedad.
Allan corrió desesperado. Estaba en shock, en un instante todo en lo que había creído, todo lo que estaba consiguiendo se iba al garete. Así que intentó hacer todo lo que estaba en sus manos para poder conseguir al menos conservar el juramento que le había hecho a su capitán. Así que después de una carrera que le pareció eterna, consiguió agarrar uno de los pliegues de aquella camisa extraña que llevaba el náufrago justo antes de que este se desvaneciera por completo en el aire.
Después sintió una opresión por todo su cuerpo que lo mareó, y dónde solamente se podía distinguir la luz escarlata que tantas veces había envuelto el barco en sus rápidas escapadas. Pero esta vez parecía demasiado intensa, el espacio parecía aplastarlo y se sentía cada vez más cansado, tanto que se desmayó antes de darse cuenta siquiera que se había agarrado a los pantalones del extraño, y había desaparecido con él ante la aterrada mirada de los marineros del barco.
-Despierta – aquella voz resopló en los oídos de Allan como un estridente golpe – Vamos, no podemos quedarnos aquí en medio. Cómo nos encuentren las patrullas temporales estamos perdidos.
Allan sintió como sacudían su cuerpo y abrió pesadamente los ojos. Delante de él estaba el jovenzuelo con cara de apuro azuzándole para que se levantara en aquel inglés tan extraño.
-Venga, levántate. – Lo cogió de un hombro y lo alzó no sin muchos trabajos.- Tenemos que salir de aquí cuanto antes.
Allan se incorporó con muchas dificultades y se quedó pasmado viendo el increíble paisaje que se extendía ante él. Había un montón de edificios gigantescos de color plateado que parecían alcanzar el cielo. Entre ellos, hileras de caminos transparentes, como si fuesen tubos suspendidos en el aire, parecían transportar una especie de carros que se movían solos, sin la fuerza de ningún animal. Eran los carros más extraordinarios que había visto en su vida, cubiertos de una forma que jamás hubiese imaginado que parecían suspenderse en el aire.
Otros de esos carros, como si fuesen pájaros sin alas volaban por el cielo a una velocidad imposible. No podía dar crédito a lo que veían sus ojos, el shock de lo que había pasado en el barco se unió a aquella increíble visión que a punto estuvo de devolverlo de nuevo al suelo.
-No sé qué coño le hizo tu querido capitán a mi preciosa máquina- dijo el joven sacudiendo la joya de Carpenter–Con lo que me costó recuperarla y ahora estamos en un vacío temporal, estamos perdidos en alguna dimensión desconocida. Necesito encontrar rápido unha nave y proseguir mi camino mientras decido que hago contigo. ¡Estás pasmado o qué! ¡Eh!
-¿Qué es…? ¿Dónde demonios…?
-Sorprendido ¿no? Pues por tu culpa ahora me persigue la guardia temporal. Está prohibido traer al futuro a gente del pasado. Me has metido en un buen lío, chaval.
-Pero tú has matado a mi…
-Cállate la boca o te mando al infierno con él - dijo el muchacho dirigiéndose hacia Allan, furioso, y fue ahí donde este se dio cuenta de un pequeño detalle que al parecer le había pasado imprevisto no solo a él, sino al resto de la tripulación.- Me hallaba en una misión muy importante cuando me topé con el hijo puta de tu capitán, no sabes lo que tuve que hacer para poder recuperar el prototipo.
-¿Tú no eres un…? ¿Prototipo…? ¿qué es…?
De repente una manada de aquellos artefactos voladores aparecieron de la nada y comenzaron a atacarles sin piedad.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario