lunes, 1 de abril de 2013

Mi sueño, la luna

http://ikebanasanguepa.blogspot.com.es

Cada noche mis ojos buscaban el cielo, y no podían reprimir el deseo de alcanzar todas aquellas estrellas. Cansados por las largas jornadas en la mina, comenzaban una ardua lucha por permanecer despiertos, una guerra en la que el cansancio solía ganar todas las batallas. Y cuando se cerraban, los sueños cargados de polvo se enredaban en mi cabeza como si el día nunca hubiese terminado.
No había descanso, y trabajábamos de sol a sol desde que nuestro padre había muerto aplastado por un derrumbe. Yo empecé en la mina con ocho años, ayudaba a mi hermano Eduardo, de diez, moliendo el mineral a pleno sol. Cuando alcancé su edad ya me mandaban al interior de los túneles, viéndome obligada a arrastrar mi endeble cuerpecillo por las oquedades más asfixiantes.
Un día, mientras trabajaba en las entrañas de la tierra, escuché una gran explosión y al poco rato las piedras me envolvieron dejándome enterrada.  Al poco rato comencé a sentirme mal, el aire se esfumaba de mis pulmones, como si estos fuesen un colador, y mi mente comenzó a dar vueltas hasta caer en un collage de recuerdos que se superponían componiendo el océano que era mi vida, y en todas aquellas imágenes, de algún u otro modo, aparecía la mina.
Me desperté en un catre desvencijado y duro, sus muelles se clavaban en mi espalda haciendo que mi reposo estuviese envuelto en un velo de incomodidad continua que acentuaba el dolor de mi cuerpo roto.
-¿Te encuentras bien pequeña? – Me preguntó una voz femenina.
-Sí. – Tembló la mía.
A mi lado se encontraba una joven bajita y pelirroja, con la cara plagada de pecas. Por su acento enseguida reconocí que se trataba de una española, y sólo me bastó una ojeada al cuarto donde me encontraba para averiguar que me encontraba en el pequeño centro de salud de la ONG que ayudaba en mi pueblo.
-Hubo un desprendimiento de tierras en la mina, te quedaste atrapada, sin aire, tuviste suerte de que un niño señaló que te había visto entrar por aquella oquedad antes del derrumbe.
-¿Y mi hermano? ¿Y mi mamá? Ellos también estaban dentro de la mina
La joven se fundió en un largo silencio, señal inequívoca de que había ocurrido lo peor. Jamás volvería a verlos.
-Lo siento. – Dijo la joven antes de que me hundiera en un llanto desesperado.
Pasé muchos días tumbada en aquel catre, tantos que mi cuerpo se había amoldado a las incomodidades haciéndolas casi imperceptibles. Fueron arduas jornadas en las que mis miembros, dañados por el impacto de la roca contra mi cuerpo, luchaban por volver a recuperarse y ser los de antes. Tenía el brazo derecho destrozado, y ambas piernas con diversas fracturas que costó mucho reparar. Pero en todas aquellas noches de desvelo a causa del dolor, mi mirada se dirigía al cielo para encontrarme con ella, con mi amada luna, con mis deseadas estrellas.
-¿Qué te gustaría hacer cuando crezcas? – Me preguntó una noche la joven pelirroja mientras velaba mi sueño inquieto.
-¿Cuándo crezca? – Le repetí la pregunta. – No sé, supongo que volveré a trabajar en la mina.
-No te estoy preguntando por lo que crees que deberías hacer, sino por lo que deseas hacer.
-Es que lo que yo deseo hacer es imposible.
-¿Por qué estás sujeta a la mina?
-No sólo por eso.
-¿Entonces? – Insistía la joven. – ¿Qué es eso tan especial que es imposible de realizar?
Callé durante unos minutos, tímida de que aquella joven pensara que era una tonta soñadora, y que mi deseo sólo era una cosa de niños.
-Quiero ir hasta allí. – Dije con un hilillo de voz, señalando una hermosa luna llena que se colaba por el ventanuco del cuarto.
-¿Quieres ser astronauta? – Preguntó la joven para mi sorpresa.
-Quiero viajar a la luna y poder tocar las estrellas, pero no sé qué es un astronauta.
-Los astronautas son los viajeros del espacio. Ellos se introducen en unos vehículos llamados naves y viajan por todo el universo, van a la luna e investigan estrellas y planetas.
-Entonces… - No entendía muy bien todas aquellas palabras que la joven me decía, pero lo que sí entendí es que mi sueño no era tan disparatado como pensaba. - ¿Podré ir a la luna?
-Sí, pero para ello tendrás que estudiar muchísimo y por supuesto dejar la mina. ¿Estás dispuesta?

No hace falta decir que mi sí fue rotundo, una cadena de “sí” que acompañó toda mi vida unido a una meta que no se desvió ni un ápice. La lucha no fue fácil, existen muchas cosas que se oponen a que una niña, desconocida y para muchos insignificante como yo, llegue hasta donde yo estoy ahora. Desde el espacio el mundo se ve diferente, pequeño y vulnerable, como aquella niña que trabajaba en la mina. Mi objetivo, más allá de las estrellas, es que otros niños puedan seguir cumpliendo sus sueños como yo lo he hecho. Queda mucho camino, pero seguiremos luchando.

Almudena García Cortés,  primera mujer en pisar la luna, 1 de Julio de 2024.

jueves, 7 de marzo de 2013

Se nos muere el abuelo


El paroxismo de su abuelo El Jareño, gitano castizo, llegaba ya a unos extremos inaguantables. Metido en aquel lúgubre cuarto con su pijama por uniforme, lanzaba ditirambos al cielo como si altísimo se le fuera a presentar en persona.
-Ay Carmelita, me muero.
-Abuelo…
-Llama al viático para que me venga a dar extremaunción.
-Abuelo…
-¡Ay mi Carmelita! ¡Ay! Que me muero como un perro.
-Abuelo…
-¡Ay Carmelita! Ay…aaaaaaa
-¿Abuelo?
-¡Aaaatchussss!
-Ande abuelo, suénese los mocos, que de la alergia dudo mucho que muera.

lunes, 4 de marzo de 2013

María de Magdala... (Una visión personal de como conoció al nazareno)




Imagen de http://juancarlosboverivoz.blogspot.com.es



Y fue Jesús a Magdala con los suyos a visitar a unos viejos amigos, y nada más llegar fue testigo de cómo los lugareños increpaban a una joven que permanecía en medio de la plaza de pie, con los brazos extendidos a ambos lados y con la mirada elevada al firmamento. Los lugareños, tanto hombres como mujeres, la insultaban y se burlaban de ella riéndose y escupiéndole.  Ella, mientras tanto, seguía con la cabeza puesta en el cielo como si estuviese aguardando algo. Uno de los lugareños, un joven corpulento, la empujó y la joven cayó al suelo envuelta en gritos e imprecaciones dirigiéndose enfurecida hacia los que allí estaban. Se levantó sacudiéndose el polvo de la túnica y del manto mientras la multitud seguía rodeándola con sus insultos.
Y Jesús preguntó, con los ojos fijos en ella.
-¿Quién es?
-Se llama María,- dijo uno de los amigos que había acudido a recibirlos al camino. – Esa pobre muchacha lleva desde hace tiempo poseída por demonios. Vaga por la ciudad y los campos increpando al cielo con los brazos en alto, cuando la intentan coger chilla como un animal enfurecido. Ha entrado varias veces en la sinagoga e intentado coger los textos sagrados increpando a los rabís que dicen, asustados y temerosos, que está poseída por hasta siete demonios. Cada vez que intentan castigarla ella desaparece durante unos días hasta que vuelve a las andadas otra vez.
La muchacha, de nuevo en pie, quiso volver a alzar su rostro al cielo pero una piedra le impactó contra la cabeza volviéndola a doblegar. Su manto cayó a la tierra del camino descubriendo su larga melena oscura y revuelta. De nuevo la mujer comenzó a chillar, se arrodilló y cogió su manto para limpiarse la sangre que le caía por la nuca tiñendo sus ropajes. Fue entonces cuando sus ojos se toparon con la intensa mirada que le dedicaba Jesús entonces ella, sobrecogida por el espíritu del Maestro, salió corriendo con el manto ensangrentado entre sus manos.
Durante los días que estuvo Jesús en Magdala aquella muchacha lo fue siguiendo entre las sombras, siempre que el Maestro se giraba allí la encontraba observándole, su mirada lo recorría como si estuviese sumida en un profundo estudio y su rostro, anhelante, se escondía cada vez que él la sorprendía.
Un día, mientras oteaba los campos de olivos, Jesús la encontró en la misma postura que aquel primer día que la viera, con la cabeza viendo el  cielo y lo brazos extendidos. Se acercó a ella y le preguntó.
-¿Qué haces, mujer?
-Hablar con tu Padre, - Le contestó ella
- ¿Con mi padre? – Le respondió él con otra pregunta.
-¿No dices que eres el hijo de Dios? Pues con Él intento hablar. – Le respondió ella
-¿Y qué te dice?
-De momento nada. – Dijo ella sin dejar su postura. – Como ya te habrán dicho, he ido a la sinagoga para poder leer su palabra pero los hombres que hay allí me echaron, a sí que busco a Dios donde puedo.
-¿Y qué quieres de él? – Le preguntó Jesús.
-Conocimiento. - Le respondió ella que deshizo su postura y mirándole fijamente le dijo. -  Si eres el hijo de Dios dime ¿por qué las mujeres no podemos saber?
-¿Quieres saber? - Le preguntó Jesús.
-Sí. – Dijo ella.
-Entonces sígueme y yo te enseñaré.
María quedó intrigada, pues era el primer hombre que le ofrecía el conocimiento que tanto ansiaba. ¿Será de verdad el hijo de Dios? Se preguntó y mirándolo fijamente una vez más, intentando otear la verdad de sus palabras, se enfundó apretando el manto contra su cabellera y se alejó caminando de allí.
Unos días después, cuando Jesús y los suyos se disponían a emprender el camino hacia Galilea aquella extraña joven de nombre María se postró ante él y en un susurro le dijo.
-Llévame contigo hijo de Dios y muéstrame el conocimiento del mundo.

jueves, 17 de enero de 2013

DIARIO DE PERLA: GUÍA PRÁCTICA PARA LA CONVIVENCIA CON HUMANOS




CAPITULO 1: Captación del humano 

Queridos canes del mundo, mi nombre es Perla, soy una caniche enano hembra con un olor de culo tipo caca rancia de dos días, mezclada con orines frescos salteados de feromonas sexuales activas y con un ligero toque a huevos podridos y marisco pasado. Yo os traigo la panacea universal para que aprendáis a adiestrar mejor a vuestras mascotas humanas y llevarlas por el buen camino de la sumisión canina.
El secreto me ha costado casi un año de duro estudio utilizando el método empírico, estableciendo pues, una dinámica de observación de fenómenos y procediendo luego a su posterior análisis estadístico. Todo ello ha dado como resultado esta práctica guía poseedora de todo el conocimiento que vosotros necesitáis, mis queridos hermanos peludos. Dejad la sumisión y hacedle creer a ese mono desnudo que es el dueño siéndolo realmente vosotros en las sombras. Os garantizo que vosotros os convertiréis en los verdaderos amos de la casa.
¿Qué tienen los humanos que tanto nos beneficia? Además de múltiples lugares cómodos y calentitos para dormir, ellos pueden conseguir comida fácil, mucha comida, y ese va a ser nuestro principal objetivo. Si queréis vivir de gorra sin andar a mordisquear en los cubos de basura, (bueno, de vez en cuando podéis  daros el lujo de ir también a la basura por supuesto, que nadie os quite el placer de su intenso aroma. Un cubo de basura puede llegar a la altura de un buen culo, y con la atenuante de que te puedes encontrar algo sabroso en su interior) seguid mis consejos.
El primer paso que debéis dar es captar a un humano. La selección del espécimen es muy importante, muchos de vosotros sabéis que existen gran número de humanos malvados y crueles, aunque muchas veces nos encariñamos ciegamente a pesar de lo mal que nos tratan luego, pero de este triste asunto hablaremos otro día.
Bien, captación de humanos, cuanto más cara de tonto tiene el humano mejor. Hay humanos que son más reacios a tenerte en sus casas, pero son los que luego caen con mayor facilidad ante vuestros encantos. Pero en el primer paso tenéis que captar al más imbécil, ese que babea y cuyos ojillos lagrimean emocionados cuando te ven, esos van a ser los encargados de facilitarte la entrada al domicilio. Aunque luego nos os hagan mucho caso y sea el miembro más reacio se su familia el que se acuerde de darte de comer y limpiarte el culo.
La clave para conquistar a ese humano emocionalmente inestable, ese que te desea fervientemente, es dar la máxima pena, la máxima ternura que se pueda. Depende de si eres adulto o cachorro. Los cachorros por norma general lo suelen tener más fácil, pero todos podéis conseguirlo. Miradlo a los ojos, el contacto visual es fundamental, echadle una miradilla nostálgica con tintes tiernos, eso los chifla. Luego, una vez captados a través del ejercicio visual, hacedle algunas gracias. Moved mucho la colita, poneros panza arriba (así, de paso, también aprovecháis para que os rasquen la barriguita, que aprendan a ser sumisos desde el comienzo) jugad con ellos, sed buenos, pareced sumisos, sentaos cuando os ofrezcan algo de comer y en menos que canta un gallo estaréis en su casa.
Por supuesto, esto es una táctica para acceder al hogar, una vez dentro podéis comenzar a adueñaros de ella poco a poco. Disfrutaréis del placer de morder las zapatillas y los mubles, de mear en la cama, de cagar en la alfombra, de llenar el sofá de tierra… Todos esos placeres que en próximos capítulos iré desgranando para que aprendáis a disfrutarlo con las menores repercusiones posibles. Porque recuerda, tú eres el verdadero amo, esa es ahora tu casa no la suya.
Pero… ¿qué pasa si existen otros animales en la vivienda del humano? En el próximo capítulo, os enseñaré las tácticas para neutralizar a todos los bichos indeseables que capten la atención de tu humano para perjudicarte. Por supuesto, os daré unos suculentos consejillos para libraros de nuestros peores enemigos, los felinos.
Pero todo esto y más en el próximo capitulo. ¡Hasta la próxima!